19 de febrero de 2011

Estaba oscuro

La habitación estaba y está oscura. El pijama es rojo. Unas tres botellas de agua vacías se reparten por la habitación en estados estadísticamente accesibles. Las tijeritas. La cámara de fotos disimula sobre el escritorio.El móvil, la batería del portátil y el cuaderno de quirales. Papelotes que se pierden sobre la mesa, poemas, apuntes, recuerdos. Canción en portugués. Te que beber o seu coppo ate o fin. Little tango. Para no ver el final. M-Clan. Español. Un chico que corre por los pasillos en zapatillas. El desorden. El tiempo que se cuenta al revés. Horas vivas que se me meten dentro y me hacen vomitar. Resaca de mentira. Déjame morir aquí. Cómo explicar que hay muchos como ellos en cualquier lugar. Que no se está solo, que hay tanto ahí fuera. Que no se nieguen el vuelo... que las alas son sólidas, que es más seguro que el coche o el tren. Una sublime sensación de pertenencia que me invade y me pone nerviosa. El miedo al olvido. A su olvido, a tu olvido, al mío.

1 comentario:

  1. Aturullado después de la lectura, sin saber sacar en claro papel, orgullo ni mentira de las ideas que me rebotan en mi cada vez más hueco cráneo. Me quedo saboreando el poema mezclado con el regusto a galletas de mi boca y tengo que decir que leo, mientras que escribo estas palabras...leo. Pero no ya tus letras, sino mis manos sobre el teclado; que vuelan inspiradas a decirte que es bueno... Que lo que acabo de leer me ha dejado con un algo por dentro y eso... eso siempre es bueno.

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