10 de julio de 2014

UNA LISTA DE PERSONAS

Hay veces que uno se acostumbra a ser quién es y se olvida de todo lo demás.

Entonces, uno se da cuenta de que todo lo que puede ser está contenido en pi.

Y se queda mirando, eligiéndo quién ser, qué vida vivir.
Intenta discernir entre ser o estar,
                                             pensar o existir.

Sólo que, al final, uno se acaba sin ser.

4 de julio de 2014

EL MIEDO

El miedo, a veces, tortura. El miedo a la falta de asideros, el miedo a la soledad, el miedo al futuro, a lo desconocido. El miedo al dolor, a ése que se enquista y se va transformado dentro de ti, que no sabes como enfrentar, y no sabes qué nuevos hijos traerán al mundo. Pero más allá, después de las heridas, limpia la frente de sudor descubres al recién nacido. 

Es una bella criatura, crees. Nace siempre de la duda, del beneficio de la duda, de la bondad inherente a todo ser humano. Viene de la capacidad de perdonar. Y es horrible ver cómo este alien te paraliza. Te vuelves fácil al mundo porque el odio no existe en ti, porque todo el mundo puede tener una razón por la que equivocarse o, simplemente, reaccionar. Ves cómo te invaden los caminos. Vas sorteando obstáculos, esquivándolos. Pero llega un momento que la única forma posible es dar la vuelta. Y no es justo.

Puedes esperar a que todo pase. A que se abra de nuevo un camino que no has visto. O puedes saltar, pasar por encima, pisar. En definitiva, hacer daño. 

Pero no exiges nada a nadie. No pides que nadie tenga la consideración de plantearse tus razones. Y cuando te dices que te levantes y camines, sea lo que(quien) sea que te encuentres, todo es cobardía. Ya estás tan dentro de ti como tu propio alien. Vives pensando en cada paso como si la vida de cualquiera dependiera de eso. Ves tu capacidad de correr en el mundo y ves la hierba que no crecerá tras de ti. Al final te mantienes a caballo entre correr y esperar, entre tumbar y dejar que te tumben. Esperas estar lo suficientemente en el suelo y así, cuando te levantes, nadie se queje de las cabezas que despeinaste. Sentir que miras desde abajo es la excusa perfecta para hacer daño egoístamente sin sentir la culpa.

Sin embargo, sigues en el suelo, durmiendo unas catorce horas más. Siempre con el miedo al dolor, al ajeno. Y ahí te encuentras de nuevo, con tu alien creando familia. Eres tú el miedo, y eres tú la tortura, la falta de asidero, la soledad y el futuro. Incluso para ti, eres un desconocido.