29 de marzo de 2011

Cagondié


Cuando un niño se cae jugando con otro niño no deja de ser juego. Cuando un niño se cae, jugando con otro niño, y se rompe los dientes sobre algún columpio mal pensado, la cosa se complica. Nos sobrevuela la idea de una infancia violenta y la negligencia arquitectónica. Uno teme que sea un niño de ojos rubios, con una cara de tremenda inocencia, tramando, como en una película, tropiezos a todos sus compañeros. Uno teme que crezca y que trame puñetazos, navajazos y violaciones. Lo malo de los sentimientos religiosos es la subjetividad intrínseca al sentimiento. Lo malo es que cada día, uno puede ser más sensible a los me cago en dios de los viejos y que la blasfemia habitual sea delito. Lo malo es que parece que sólo hay un sentimiento religioso.

27 de marzo de 2011

Yo me remendaba yo me remendé

Y aunque uno no quiera, no se puede negar que a medida que el tiempo rueda las agujas nos van abriendo en canal. Hasta que se mellen. Mientras tanto, tengo un notable en la pierna y un sobresaliente en la mano. Yo, como siempre, metaforizándome.

26 de marzo de 2011

La tertulia del sabado






Hoy, a las once de la noche, en el NewClassic abrimos la noche. Abrimos y leemos y nos mezclaremos para dejarnos caer a ver por dónde salimos. Han sido tres o cuatro años de posada y cerveza y ahora toca cargar con las mochilas pertinentes. Toca vencer la desidia y la apatía y ofrecer el lugar y la terapia necesarios para soportar el discipulismo tan característico de Huelva. Sed bienvenidos.

11 de marzo de 2011

Pues yo quemaba Roma



Se hace el silencio. Se hace o lo hacemos nosotros. Y miramos con ilusión que oriente despierte. Tememos que quieran callarlos. Porque las puntas del iceberg son eso, puntas. Imaginamos que lo de oriente se nos contagia y nos arreglamos. Que renovamos el gobierno con aviones, como los polacos. Imaginamos que las olas del mediterráneo también mojan nuestros pies. Que no hay mal que cien años dure ni pueblo que lo aguante. Y pasará, porque tiene que pasar, porque estamos aguantando la respiración en un gélido océano. Porque queremos salir a la superficie. Y no sabemos nada de las revoluciones sin armas. No nos dicen nada de responsabilizar a la banca por su mala gestión. No nos dicen nada de que paguen la crisis quienes la produjeron. No nos hablan de Islandia, que existe y se reinventa. Reinventa su constitución y su ética. Pero qué fácil es hacer las cosas a veces. Qué fácil es cuando una muchedumbre ilustrada y/o cansada decide dirigir su vida, y con ella la de su país. Qué fácil es cuando la opresión es obvia. Qué fácil es cuando se es sólo unos pocos y se vive en una isla. Pero qué triste y difícil se nos antoja, cuando quieren venir a enseñarnos, cuando no hay opresión aparente, cuando la economía sumergida mantiene a flote lo que debería hundirse y, por encima de todo, cuando la muchedumbre que debería ponerse en pie supera por poco a la muchedumbre sentada en sus escaños o en sus puestos de administrativo. 

5 de marzo de 2011

La longitud de mis palabras no pueden medir lo que he sido. Tampoco pueden medir lo que seré dentro de diez años. No puedes saber si te gustaría.

Fotografías

De repente, todo la fuerza que las costillas custodian se pone en duda. Es esa niebla que vuelve a la gente del revés. Entrañas fuera. Charcos de sangre. Y los amigos, felices, se revuelcan en las miserias de unos y otros. No me gusta la niebla que vuelve a la gente del revés. Sólo por ayudarles a secarse, sólo por mirar desde la barrera, sólo por callar y reir, sólo por hacer que pasa lo que no pasa. Y sólo por nada, se te asume de acero inoxidable. A lo mejor es cierto. Error. Acero oxidable.

4 de marzo de 2011

La indefensión

Acabo de llegar a casa. No estoy borracha, pero llevo unos vasos de mistela. Lo suficiente para entrar un poco dentro de mi. Estoy escuchando a la última agrupación que cierra la final del Falla. Porque no puedo dormir. Y tengo unas ganas de fiesta que no me tengo. Incluso estaba pensando en probarme el traje de flamenca  para las fotos en la playa.Volvía a casa con un aire bloguero. Pero el cuarteto me la ha liado y está cortando mi mente en dos. Pero he vuelto, con la sensación del trabajo bien hecho, porque currate una buena noche de juerga a veces es difícil, y cuando las consigues son memorables. Y yo ando muy bien últimamente, aunque sólo sea por eso. Y he vuelto, encontrando en las farolas un algoritmo metrópoli de luces. Pensando que tengo una llave nueva en el bolsillo. Que el tiempo que tarda la llave en abrir, es el tiempo en el que descubrir alguna fantasía sexual oculta. Ahora, que de repente pienso por mí. Que sólo soy una. Que de nuevo, sin saber cómo, me recupero. Yo soy yo. Vuelvo a ser yo. Vuelvo a perder el miedo a abrir la boca. Vuelvo a ser creativa. Vuelvo a decirme como soy. Vuelvo a no tener miedo de equivocarme. La creatividad y las relaciones de pareja. El alivio que siente uno cuando el viento te ondea el cabello, y nadie se atraganta con el pelo que el estrés te desata. El estrés viene a consolarme, como siempre. Y los libros me hunden la nariz, como siempre, en el olor a nuevo.