10 de febrero de 2011

Lecturas eróticoamorosas


Ayer estuve grabándome. Preparé diez minutos de poesía romanticoerótica. Con los recursos justos. Con un vestido a rayas. Con una cámara Nikon que me dejó mi compañera de cuarto, de cocina. Con trípodes de andar por casa. Con focos de estudiar. Enseñando pierna, metiéndose uno, en el papel. Mejor o peor, he vuelto y espero que, esta vez, la puta esta, me deje prepararle el desayuno.





Una mujer reptil
se desplaza
estacionaria
por líneas de luz.
Avanza serpiente
bordeando el cuerpo
pintado con tiza
que yace latente:
geografía de canción
en penumbra.

La cresta de una mano,
intermitente y lasciva,
pincel agresivo,
cubre una capa de rojos.
Las trenzas púbicas
enredan y obligan
a restregar el epitelio,
a deleitarse
con la confusión
de pelo o crines,
de asfixia o vicio.

Las contraindicaciones
muestran el camino
y el azufre
chorrea por los cristales.

No hay más que ser
magma y plastilina,
para arder
con piedras dentro
y que el equilibrio
os parta por la mitad.




                           ESTO Y MÁS EL SÁBADO A LAS 22.00 EN LA TABERNA DEL LIBRO,
                           C/JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, MOGUER.

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