Soy una piedra rota en tu camino,
una niña huyendo del miedo.
Tan lejos he llegado que ahora sé
que hay un monstruo bajo mi cama.
Puedes ver a través de mí y ves
el dolor y el abismo que se abren
cuando espero que me venza el sueño
o intentas enseñarme a vivir.
Tú apagas los fuegos y pesadillas,
pones la voz al final del túnel
deseando que la reconozca
y te duelen las espadas que lanzo
cuando me olvido de quién eres.
Eres la paciencia irascible de alguien
que espera a que deje de llover,
la sinceridad absurda que cuenta
que somos dos piezas entre mil
de un puzzle sin empezar, dos juntas
en la misma esquina del paisaje.
Esperas que todo tenga sentido
y entonces me miras
y soy perfecta.
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