20 de noviembre de 2011

Languagues...

When you meet people from different countries and you have to share a common language, sometimes, things like this happens.When you are abroad and meet people and you want to feel at home you have to share a common language but what about the rest of you. When you feel you should be jumping over the borders between two people. When you want to get closer and the confidence remains in a hole between what you said and what you wanted to say. When the language is not completely yours and a part of you dies in every convesation. When the language makes you a different person.

Now, I feel the need of being closer or trying, at least. And a friend ask me for a poem that he is not understanding, for sure. I tried to translate it. And I think I did it. Obviously, I cannot keep the shape of the poem, I just was able to translate the pictures inside (I think). 

The spanish version is this: http://tertuliasinnombre.blogspot.com/2011/11/hagalo-usted-mismo-iii.html (translator help accepted)

And, following, the english version:






You have planted demons in my body
and I'm afraid of waking them.

You left one in the pelvis
where you were a thousand men
hiding their identity,
delicacy of smoke
that I devoured groping,
ignorance and ecstasy.

And I know I should wake it,
give the fire at my will
with open eyes,
wake up with my hands
the heat of battle,
sculpt the stillness in their bodies,
be a rider in shadow.

You left one in the tongue
to kill your silence
as a meaningless bridge,
to save the words
of my shield and flag,
not to draw back with spit
the dirty intimacy.

And I know I should wake it,
plow your way of trenches,
use our voices relocated
to the detriment of the past,
blaspheme and pronounce you in vain.

You left one on the eyebrows
to change the hemispheres,
impose your blindness
in my eyes already tired,
upload your fog to my thalamus,
to come down to my trachea,
forget to scream.

And I know I should wake it,
review your walk,
repeat the speech,
bring the bishop to A4
and destroy the board.

You left one in the leg,
to be hardened,
sweat in the gym,
in showers and buses,
custom-made femme fatale,
pour out your cadence
in my footsteps through the city,
hip and whip cracking
simply walking.

And I know I should wake it
not to the devil
but the woman
that caresses her thighs,
that buys bikinis
increasingly smaller
and doesn't care about
uncomfortable bras
or light shirts.

The same that has
the lost cards from the war,
that keeps as scars
only your memory,
that notices her present
in the resurrection of her flesh,
and holds her conscience
over your sins.

17 de noviembre de 2011

Introspectiva

Tras casi tres meses de periplo en una ciudad tan anodina como manejable mi vida se ha girado. Quizás no es el giro. Pero de lo que estoy segura es de que el fino hilo que antes me unía a la cordura no ha terminado de romperse. Ahora, quizás, es más grueso. Todos sabemos que me vine aquí por razones profesionales y económicas. Pero todos sabemos también de la necesidad urgente de la huida.

Hace unos ocho meses salí huyendo de la cueva del dragón y me tiré al abismo que fui creando con cariño durante tres años. Si fui yo realmente la artífice de los acantilados es una pregunta que respondo a diario. Pero siempre, la inseguridad, me devuelve la antaño dulce sensación de estar equivocada. Sabéis que en la caída me rompi las piernas, me disloqué el hombro y me partí la cabeza. Sabéis que de todo eso nació una persona más pequeña con las cuerdas vocales escondidas. Y que esa persona siguió corriendo, sin saber muy bien a dónde, mirando demasiado hacia atrás y siendo sal cada tres o cuatro días.

Tengo que decir que, aquí, he sido infantiloide y egoísta. He dado rienda suelta a mis bajas pasiones. He abandonado la realidad y la ética (y la amistad también, por qué no decirlo) por llenarme el corazón de experiencias. Al final, estas experiencias, rápidas e indoloras, han resbalado por mí como la lluvia que no me ha caido, como la nieve que aún no ha empezado. Nunca es suficiente para alguien que no se mira en el espejo con los ojos apropiados. Pero siempre he sido yo la que ha vuelto sola de mañana, o la que ha echado a hombres de su casa. 

Como siempre, uno no se arrepiente de lo que hace sino de lo que deja por hacer. Y yo, de tanto hacer, quizás me haya dejado cosas en el tintero. Lo único que me hace saltar es saber, que no tener la certeza, que habría atesorado cualquiera de esas cosas.

Pero la pregunta es si realmente tengo la capacidad de apreciar. Si tengo la capacidad de echar de menos. Si se me ha hecho la piel piedra y los ojos cristal. Si sigue todo esto cerrado por reformas y ando aquí, culpándome por nada, como los últimos tres años y medio.